Editorial
Pensar la libertad de expresión nos enfrenta a pensar también en la ambigüedad de su aplicación. Creemos que esa libertad no es completa mientras existe un falta de acceso debido a la precariedad material y, por otro lado, un acceso restringido por lo que brinda la cultura hegemónica.
Protagonizamos una época de transformación de los métodos represivos. Por un lado vemos la violencia explícita: la policía que reprime amparada en un marco de institucionalidad, con la Constitución Nacional en la mano. Y por el otro la violencia simbólica, que siendo mas intangible y subjetiva, en ocasiones se torna mas violenta que el propio maltrato físico. Ejercida en el impedimento al acceso a la educación, a un libro, a un juego, a un plato de comida; ejercida en la indiferencia ante un depósito de basura que contamina el aire y el agua, que genera enfermedades y una mala calidad de vida a los habitantes de las cercanías. Se ampara tras la naturalización de estas realidades en códigos cotidianos, y ocultando graves problemas sociales.
Como producto de esta violencia primera, surge en los sectores mas afectados, que buscan expresar su inconformidad, una respuesta también violenta. Así tenemos no solo la violencia organizada como método represivo; si no también la violencia esporádica, a veces individual, de quienes estallan, aquellos que no aguantan mas, aquellos a los que se les niega otra forma de manifestarse. Sobre ellos cae no solo el peso de la ley, también el de los medios de comunicación, que la condenan al mismo tiempo que ocultan sus causas.
Lo inverso, es el sentido de este espacio. Un lugar para investigar y comunicar acerca de nuestras inquietudes; para involucrarnos en el movimiento de la realidad cultural y económica, individual y colectiva; y para apropiarnos críticamente de ella.
En el Surco, consideramos a la expresión como parte del desarrollo integral de las personas, es decir una herramienta en la que pueden confluir diferentes factores de la necesidades humanas: el arte, que a través de la creación expresa, pero también un oficio, que pueda ser utilizado para una salida laboral.
En una sociedad que se rige por parámetros de éxito que no compartimos; nuestro objetivo es desde la información, trabajar para combatir la violencia. Para nosotros, para los de acá, para los de abajo.
Pensar la libertad de expresión nos enfrenta a pensar también en la ambigüedad de su aplicación. Creemos que esa libertad no es completa mientras existe un falta de acceso debido a la precariedad material y, por otro lado, un acceso restringido por lo que brinda la cultura hegemónica.
Protagonizamos una época de transformación de los métodos represivos. Por un lado vemos la violencia explícita: la policía que reprime amparada en un marco de institucionalidad, con la Constitución Nacional en la mano. Y por el otro la violencia simbólica, que siendo mas intangible y subjetiva, en ocasiones se torna mas violenta que el propio maltrato físico. Ejercida en el impedimento al acceso a la educación, a un libro, a un juego, a un plato de comida; ejercida en la indiferencia ante un depósito de basura que contamina el aire y el agua, que genera enfermedades y una mala calidad de vida a los habitantes de las cercanías. Se ampara tras la naturalización de estas realidades en códigos cotidianos, y ocultando graves problemas sociales.
Como producto de esta violencia primera, surge en los sectores mas afectados, que buscan expresar su inconformidad, una respuesta también violenta. Así tenemos no solo la violencia organizada como método represivo; si no también la violencia esporádica, a veces individual, de quienes estallan, aquellos que no aguantan mas, aquellos a los que se les niega otra forma de manifestarse. Sobre ellos cae no solo el peso de la ley, también el de los medios de comunicación, que la condenan al mismo tiempo que ocultan sus causas.
Lo inverso, es el sentido de este espacio. Un lugar para investigar y comunicar acerca de nuestras inquietudes; para involucrarnos en el movimiento de la realidad cultural y económica, individual y colectiva; y para apropiarnos críticamente de ella.
En el Surco, consideramos a la expresión como parte del desarrollo integral de las personas, es decir una herramienta en la que pueden confluir diferentes factores de la necesidades humanas: el arte, que a través de la creación expresa, pero también un oficio, que pueda ser utilizado para una salida laboral.
En una sociedad que se rige por parámetros de éxito que no compartimos; nuestro objetivo es desde la información, trabajar para combatir la violencia. Para nosotros, para los de acá, para los de abajo.
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